Km 0.- Me
apoyo en mi preparación, para convencerme de que terminaré según lo estimado. Los
últimos dos meses corrí en promedio semanal 40 kilómetros, así que todo apunta
a que debo terminar la media maratón sin colapsar. Sin embargo, la duda está
allí. Uno que otro fantasma acecha. Desconfío de mi cuerpo: cosas de
principiantes. Controlar la ansiedad manteniendo el ritmo que he entrenado es
muy importante porque lo emocional suele jugar malas pasadas.
Km 1.- La
salida resulta atropellada. Estoy más preocupado por no tropezarme que por
avanzar. Verifico que todo esté en orden. Siento que el corazón va más rápido
que las piernas. Quién de estos que ahorita va a mi lado correrá a mi ritmo, me
pregunto.
Km 2.- ¡No
quiero cometer una novatada! Mi enfoque es: contener el ímpetu. Las piernas están
frescas y la adrenalina te invita a acelerar. Correr es un continuo conflicto
entre lo físico y lo mental. Hay corredores que me adelantan y otros a los que
adelanto. Hay margen para apurar un poco el paso y asentarme en el ritmo de
carrera previsto.
Km 3.- El
paso queda establecido y el pelotón se ha comenzado a dispersar. Me uno a un
pequeño grupo que mantiene un paso de 4.30 min / km. Son de aspecto y acento
estadounidense; no paran de conversar y de darle miradas al reloj. Yo no llevo
reloj de pulsera, sino que corro con una aplicación (runtastic) en el teléfono
(que llevo en mi brazo izquierdo) y que me dice con voz de gps el paso a cada
kilómetro.
Km 4.- Recuerdo
que cuando comencé a correr, algunas veces a media sesión se me desamarraba una
de las trenzas y tenía que parar. ¡Que desagradable! Ahora eso no me preocupo porque
uso cordones para correr y además aprendí a hacer un amarre que es al ciento
confiable. ¡Gajes del oficio!
Km 5.- Nos
acercamos a un cuarto del recorrido y me siento estupendo. Hacer proyecciones a
futuro no es un buen augurio. Así que trato de relajar los brazos desde el
hombro hasta la punta de los dedos y me dejo llevar.
Km 6.- ¿Será
que termino la carrera a este paso? El liceo done cursé bachillerato quedaba a
unas seis cuadras de la casa, así que me iba caminando. Camino al Liceo, previo
a un examen importante para el cual había estudiado lo suficiente, de repente me
invadía esa sensación de tener la mente en blanco y me estremecía. Cuando
recibía la prueba y comenzaba a desarrollar la primera pregunta todo se volvía
a aclarar. ¡Hoy es un día de esos!
Km 7.- ¡La
preparación lo es todo!, en cualquier reto que tengamos que afrontar.
Completamos el primer tercio de la ruta y contengo esas ganas de acelerar.
Km 8.- Hace
rato dejé de pensar en la distancia completa. Me resulta más relajante tomar
como referencia intervalos o fracción. Un cuarto, un tercio, la mitad, dos
tercios, tres cuartos…
Km 9.- Cada
kilómetro cuenta. Me digo a mi mismo: ¡corre!, que algo queda.
Km 10.- 44 minutos, dándole. ¡Cuerpo y mente en la
misma página!
Km 11.- Cada
paso cuenta. La técnica me es de gran ayuda porque evito sobreesfuerzos
innecesarios. La mecánica la he perfeccionado a conciencia durante los
entrenamientos. No solo las piernas, el torso; como la respiración (un, dos,
tres: inhala. Un, dos: exhala). El aguante que ahora me sobra lo voy a
necesitar en la recta final.
Km 12.- Alguien
con una franelilla roja que dice Chile nos adelanta como una
centella. Digo “nos” porque incluyo al grupito que va delante de mí, al que yo
sigo deliberadamente a pocos pasos de distancia. Es muy temprano para rematar: él
sabrá lo que hace. Digo “centella” porque quienes vamos corriendo ya hemos acumulado
cierta fatiga y hace que la percepción de cuanto sucede a nuestro alrededor
cambie.
Km 13.- Nos
acercamos al segundo tercio de la carrera. En ello me enfoco.
Km 14.-
¡Dos tercios! Inhalo una gran bocanada de aire que me sabe a algo más. El
cuerpo humano pareciera agradecérmelo. Es agradable sentir como todo tu
organismo te recompensa el esfuerzo.
Km 15.- Más
de una hora corriendo ininterrumpidamente. Cuando me siento a leer, igual,
puedo estar más de una hora leyendo sin parar. No falta quien me pregunte cómo
puedo estar más de una hora leyendo o corriendo. Loco me dicen, el extraño, el
que está de a huevo. "Freak, yo".
Km 16.- Comienza
a sonar “Beast of burden” de los Rolling Stones (I've walked for miles my
feet are hurting…) y me viene a la mente Cassius Clay como recurso:
“entrena como una bestia de carga y vivirás como un campeón”.
Km 17.- El
chileno (asumo su nacionalidad) jadea y aunque trata de mantener el ritmo de
quienes le hemos dado alcance, es cuestión de metros para que se quede rezagado
y otros, muchos otros, que vienen detrás también le adelanten. Quemó las
energías antes de tiempo y su calvario apenas comienza.
Km 18.-
Pasamos por una vereda y en la grama del jardín de una de las casas hay alguien
sentado viendo pasar a los corredores. Desde que entramos a la zona residencial
muchos niños y uno que otro con cámara nos aúpan. Este señor en particular,
capta mi atención. Viste una gorra vinotinto con una “V” de Venezuela, de las
que usa nuestra selección en el clásico de beisbol. No tendrá idea de que soy
venezolano, dado que no llevo ningún accesorio que me identifique. Le doy una
mirada sin recibir un gesto siquiera de reciprocidad. Seguramente compartimos
muchas costumbres más allá del mapa y su zona en reclamación; las arepas con
diablito, el suero saladito; el tequeño con queso chicloso, la empanada crujiente, la cachapa con
mantequilla y una gaita en navidad. Aunque quizá seamos muy diferentes a fin de
cuentas. Tal vez él se arropa o usa paraguas cuando llueve, en cambio yo
disfruto mojarme. A lo mejor usa protector solar, mientras yo no me avergüenzo
del exceso de pecas. Infiero que se puso la gorra de Venezuela porque escuchó
que habían venezolanos participando, y yo por omisión más que por otra cosa, en
esta ocasión no visto ni la pulsera, ni la gorra, ni la franela, ni el pantalón
corto de la vinotinto. Hablamos el mismo idioma y una palabra mía bastaría para
conectarnos, pero no dije nada, y ya hace rato que lo dejamos atrás.
Km 19.-
¡Comienzo a rematar!
Km 20.- Este
kilómetro lo hice en 4.10 m/km. Tengo energías para apretar aún más el paso. A
lo lejos se ve el arco inflable aunque todavía esta ilegible el “finish line”.
Erguido, satisfecho, seguro de que nadie me podrá parar. Voy volando, apenas
toco el suelo, como impulso para volver a flotar. El paisaje a mi lado se
desvanece, los que están parado alrededor del carril de carrera me ven como un
mortal, yo en cambio me digo: run Forrest, run. Es cuestión de perspectiva.
Km 21.-
¡Guau! 3.58 m/km. Nunca es tarde para comenzar.
Ayer 18 de Noviembre 2023 he terminado otra media maratón, esta vez mejorando mi marca personal.
ResponderEliminarLo he terminado en 88 minutos (4:12m/Km).
La sensación no es la misma que la primera media maratón, esta vez no tenia tantos, casi nada de nervios a pesar de haberme entrenado mucho menos que aquella vez.
ENDURANCE le llaman al compounding que has hecho y en función del tiempo y que ya nadie te lo puede quitar.