viernes, 15 de marzo de 2013

Sin subterfugios

Yo quiero volver a ser mi nombre. Quiero dejar de ser una afinidad, un adversario.

Concíbeme por lo que soy, no me juzgues por lo que te parezco.

No me critiques por no amar lo que tu amas, exígeme no odiar bajo ningún pretexto.

Yo también he perdido, yo también he sido atormentado por el fracaso, yo también me he sentido horrible frente al espejo, yo también he deseado cambiar algún pasado.

No puede odiar quien se empeña en ser o parecer inteligente. No odia quien se desvela por su hijo, quien deja de ir a una parranda por compartir un instante con su abuela, quien perdona mil veces antes que divorciarse una vez, quien confunde el amor de madre con el amor de pareja, con el amor de padre, con el amor de hermandad, con el amor que calla antes que gritar nada bueno.

Somos un país dividido, terco y extremista; pero rebelde y bochinchero.

¿A dónde iremos a parar?.

¿Ácaso yo te he hecho mal?.

Yo quisiera abrazar a uno de esos chavistas que hoy dejó de ser masa, para en su dolor volver a ser él mismo o ella misma. Sólo abrazarla y susurrarle: yo también sueño con cosas bonitas para tú país, para mi país.

¡Démonos una tregua!