martes, 18 de agosto de 2015

Suena ilógico


La lógica del gobierno: producir un barril de petróleo cuesta a pdvsa 15$ aunque el precio justo de un barril de petróleo debería estar en 80-100 dólares y no en los 40$ actuales. El precio justo de un kilo de “loquesea” está por debajo de lo que cuesta producirlo y eso no se negocia con quienes lo producen porque ellos solo buscan desestabilizar. (-) Nunca faltará quien grite que la gasolina se vende por debajo de lo que cuesta, pero es el mismo gobierno quien irresponsablemente ha creado esa distorsión.

La lógica de los medio de comunicación del “Estado”: titulan que hay manifestaciones justificadas en Ferguson y en Baltimore (USA) contra el racismo y los abusos de poder. En Venezuela ignoran las protestas o las satanizan porque con ello buscan desestabilización. (*) Nunca faltará quien grite que somos un dechado de libertad de expresión.

La lógica de un seguidor del gobierno: si son víctimas de un atraco, secuestro o pasan tan siquiera un susto en Amazonas, Lara o Miranda; es culpa de la Gobernación que no se ocupa de la seguridad ciudadana. Si alguien en el resto de los estados se queja o reclama al gobierno nacional por la inseguridad, lo señalan de desestabilizador. (+) Nunca faltará quien calle porque a él o a ella no le dieron una segunda oportunidad.

A tenor de todo lo anterior, esto suena ilógico: «Obra sólo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en una ley universal». No lo dije yo, ¡lo dijo Kant!

domingo, 16 de agosto de 2015

Carta al viento


¡A mundo primo!, me enteré la semana pasada de que no puedes venir este año tampoco. Sé lo mucho que extrañas este lugar. Aunque no te pierdes de mucho: aquí todo sigue igual… el Indio Manaure no ha bajado la mano, los chuchubes no se cansan de llorar…

Te escribo esta misiva desde la Plaza Bolívar, aunque siempre has dejado muy en claro que la Plaza Falcón te gusta más: el quiosco de periódicos a pata ´e mingo, el café en la esquina, las tertulias de los abuelitos en la madrugada, los vagabundos buscando alivio después de las seis. Yo dejé de ir por allá en solidaridad con Chirino que anda con el cuento ese de que se le apareció un duende. Dice que era enanito, que usaba una guayabera tipo Daiquiri, una boina como la de Tito Guerra y bailaba sin parar, ¡igualito al Chamo 14!, remata. La gente le dice: “Chirino, vos sos loco, ese no era ningún duende, era Pancho”; el mono del portugués de la panadería, que a veces se escapa a la plaza a hacer de las suyas. Pero, como no le gusta que le porfíen se molesta y les responde: “no se vuelvan Chirino, que aquí Chirino soy yo, si yo digo que lo vi es porqué lo vi”.

Por mi parte le sigo la corriente, ya se le pasará. Así fue hace tiempo cuando juraba que había visto un seretón por la calle de piedras y me hacía dar un vueltón porque le había cogido idea a la calle Zamora, ¡pobrecito! Está raro últimamente Chirino. A menudo murmura bajitico: “madre, esta noche se nos muere un año...”, así con la voz apagadita como si fuera Pepelupe. ¡Estamos en julio, Cheo!

Cheo, la mata de mamón está floreando, aunque la de ponsigué la tuvimos que cortar. Es como si ahora hiciera más calor que antes y el olor se concentraba más. Para cuando vengas te tengo guardada una botella de pecayero y también te espera una arepa pelá. Aquí estamos a la orden como siempre, preguntándole al que llega de visita: “¿cuándo llegaste y cuándo te vás?”

martes, 4 de agosto de 2015

Entre mis sábanas


No poder dormir corrido es también una forma de extrañar. No decir "te extraño" es gritar para adentro lo tanto que alguien te hace falta; no pronunciar "te extraño" para no meter el dedo en la llaga, así te extraño de una manera llevadera, evitando tu dolor o mi pena, o ambas.

Hurgar en fotos viejas es otra manera de extrañar, como esta donde sales gordita, inflada de la emoción.

Llamarte (solo) para preguntarte pendejadas no es una manera de extrañar, sino más bien por joder. Es otra de mis formas de decirte: "aquí hay alguien que se muere por volverte a ver". Y tú, con solo estar allí cada vez que te invoco, haces que extrañarte en vez de ponerme triste más bien, ¡me vuelva loco!