El doce de marzo solía celebrarse el día de La Bandera
Nacional, la de siete estrellas. Estoy hablando de la Venezuela de la década de
los 80.
En aquel tiempo cursaba educación primaria en una escuela
ubicada en un sector humilde de Coro, para más señas el barrio Pantano Abajo.
La Pestalozzi no tenía lujos, aunque tampoco mucho que envidiarle al Colegio Pio XII, su contraparte social. Teníamos biblioteca, canchas deportivas para diferentes disciplinas,
laboratorio donde le abríamos la panza a los sapos o los torpes quebrábamos probetas,
auditorio (con tarima a lo Viña del Mar) y, una banda escolar que marchaba al son de tropas. Había
también la zona de tolerancia, donde “a la salida” los “mala conducta” arreglaban sus conflictos a los puños, sin que la Dirección se enterara; y sus
callejones culebreros donde una que otra pareja de precoces enamorados jugaban
a hacer el amor.
Vuelvo al día de La Bandera y a la Banda donde yo pocas veces
hice de tamborero. Cuando se acercaba una que otra fecha patria, salíamos muy
forondos a practicar al son del profe Manuel Pachano. Éramos bastante desafinados, pero
ganas no nos faltaban. A plenas doce del mediodía, con el clima tropical
calentando nuestras espaldas, nos dejábamos llevar por las calles que colindaban
con la Escuela, a golpe de trompeta y formación: “provocó la injusticia la
guerra, sus colosos armó la igualdad…”
Dos décadas después, cuando aún trato de recordar esas
memorias y compararlas con lo que es la Venezuela actual, no termino de
entender como terminamos en este experimento fallido que somos. En
aquel tiempo rara vez se iba la luz, rara vez robaban a alguien, rara vez
alguien no tenía que comer o quién le fiara hasta el viernes, rara vez alguien
faltaba a clases.
Hoy es doce de marzo. Día de la Bandera Nacional, la de
siete estrellas. Dicen en las redes que metieron preso a Luís Carlos Díaz, un
periodista agudo y buen tipo. Dice mi madre por whatsapp que se murió el nieto
de la vecina como daño colateral por lo del apagón, dicen que hay saqueos; no
falta quien diga que estas son señales de que el mundo se va a acabar.
En Coro, donde nunca pasa nada extraordinario; los chavistas
(que aún quedan) pasan una cadena donde el ministro de defensa vladimir padrino
decreta que todo está en absoluta normalidad. En Coro, donde una madre se lanzó
a una alcantarilla a morirse junto a su hijo, en Coro, donde una madre junto a
sus hijas fueron acribilladas por la Guardia Nacional por el simple hecho de
que se equivocaron de carro: en Coro, estos 100 días del 2019 se tragaron
completicos los cien años de soledad.