martes, 25 de noviembre de 2014

¿Hago falta yo?


Llevaba (1, 2, 3,...) meses extrañando la lluvia. Y mientras añoraba la lluvia, también echaba de menos un montón de cosas más: la chicha con canela en la Plaza Bolívar, el café con leche dominguero, la empanada mañanera, y la pasta con mantequilla y queso, porque desde pequeño he asociado el comer pasta con lluvia, así como quien asocia el chocolate caliente con última noche.

En Coro los lunes se come granos, los viernes sopa y cuando llueve pasta.

Y de repente aquí llegó la lluvia. Ha llovido tres días seguidos. Y vi caer la lluvia, tomé foto y hasta me empape de ella, pero seguía faltando algo. No sentía esa sensación que a priori me esperaba. Así como cuando veo un postre a través del vídrio, tan crujiente, tan exquisito, pero al probarlo resulta ser un fiasco.

Entonces me dije: "falta la pasta con mantequilla y queso". Y me prepararon la pasta y me la comí, pero seguía faltando algo.

Ese algo que me falta se llama: ¡Venezuela!

Fuera de Venezuela nada es igual, ni siquiera la lluvia. ¡No es el mismo cielo!

Sigue faltando la plaza, el ruido, la brisa y a veces me pregunto si allá ¿Hago falta yo?