En Coro los lunes se come granos, los viernes sopa y cuando llueve pasta.
Y de repente aquí llegó la lluvia. Ha llovido tres días seguidos. Y vi caer la lluvia, tomé foto y hasta me empape de ella, pero seguía faltando algo. No sentía esa sensación que a priori me esperaba. Así como cuando veo un postre a través del vídrio, tan crujiente, tan exquisito, pero al probarlo resulta ser un fiasco.
Entonces me dije: "falta la pasta con mantequilla y queso". Y me prepararon la pasta y me la comí, pero seguía faltando algo.
Ese algo que me falta se llama: ¡Venezuela!
Fuera de Venezuela nada es igual, ni siquiera la lluvia. ¡No es el mismo cielo!
Sigue faltando la plaza, el ruido, la brisa y a veces me pregunto si allá ¿Hago falta yo?