viernes, 15 de agosto de 2025

Mientras - Siempre

 Maia entiende algunas palabras en español y ver como de manera satisfactoria ha ido respondiendo a nuestras palabrs nos llena (como una luna) de satisfacción: a la boca no, guarda los juguetes en la caja, la bendición, un beso, dónde esta maia, cuántos años tiene maia, dónde esta la luna... (foto).

Aun no se anima a dar pasitos aunque gateando es una todo terrenos. Mientras tanto nos comunicamos con ella según sus estimulos, siempre tratando de ayudarla a desarrollar sus capacidades motrices y comunicacionales con mucha paciencia: como quién tiene toda una vida por delante.

Ha evolucionado tanto el mundo en el que Maia va a vivir, que crecerá con esa sensación de que tiene todo al alcance de la mano. Le gusta ojear libros, sin embargo interactuar con las pantallas táctiles va en sus genes.

Falta poco más de un mes para las vacaciones y ojalá ella pueda dar pasitos antes de su llegada a Venezuela. Ha sido un año y cuatro meses de intenso aprendizaje para todos.

                                                                             *Am-ai*

Me llega una notificación de facebook sobre un "post" que colgué hace 10 años (agosto 2014): "Eid Mubarak", donde reseñaba en aquel entonces el ambiente festivo que se vivía en Arabia Saudita por motivo del Eid. Este año el Eid cayó finales de marzo y para esa fecha no se sentía tan caliente como estos días de agosto.

Las festividades de Navidad y fin de año de nuestra cultura sería lo más parecido al Eid para los musulmanes en todos los sentidos. Trece años trabajando acá en el Medio Oriente me han permitido vivir a pleno todas las tradiciones y su cultura.

En Venezuela el 31 de diciembre es siempre 31 de diciembre, un día que se caracteriza por todo lo que conlleva, caiga lunes, martes, jueves o domingo... siempre el mismo clima. Nunca nos pondríamos nostálgicos un 31 de diciembre añorando una supuesta temporada donde fon de año cayó durante invierno o verano. Siempre recordamos intrínsecamente la rutina y los quehaceres del fin de año, nada más. Los quehaceres que nos ocupan desde la víspera: el pan de jamón, el asado, las bebidas, los regalos, la pinta...

En cambio, para los musulmanes la celebración del Eid cada año se adelanta once días y seguro estoy de que unos Eid significan más que otros dependiendo del clima en el que se celebran. Puede ser una ventaja o desventaja, dependerá de cada quién, pero en la variedad siempre está el gusto.

En fin, que importancia tiene que yo me ponga a escribir siempre sobre temas baladís mientras el mundo se deshace por el calentamiento global y las guerras cada vez con menos sentido.

                                                                                       M*i*

Maia, María sin r, Amai_a de derecha a izquierda. Será zurda o derecha, aun nos confunde. Qué importancia tiene que sea zurda o derecha, haré lo posible porque no sea ni de izquierdas ni de derechas, que no se deje engatusar. Que le importe solo la esencia de los actos, sin ideologías que amarran y comprometen y terminan en conflicto. Que duerma del lado que le parezca, yo desde que duermo en posición recta lo hago mejor.



martes, 10 de junio de 2025

La lluvia en el espejo

 Le dije, mirándole a los ojos, que hoy iba a llover.

Con cara más de fastidio que de asombro me dijo que en junio nunca llueve, ni en julio, ni últimamente…
Volví a la cama: debería limpiar el espejo antes de acostarme y no por la mañana como solía hacerlo cuando llovía.

Mis ganas de que llueva son las mismas ganas de que Maia vea la lluvia caer a través de la ventana.

Crece muy rápido, catorce meses que se comprimen en nuestra memoria y apenas recordamos uno que otro momento.

Cuando menos lo imaginaba, al año comenzó a gatear y ahora anda por toda la casa con mucha energía y curiosidad.

A los catorce meses logró levantarse solita. Después de incontables intentos fallidos y uno que otro golpecito al irse para atrás. Así aprendio a apoyarse para evitar golpearse.

Estamos en junio y la próxima lluvia caería a finales de octubre o quizá noviembre.

Son catorce meses, más de cuatrocientos días dándole gracias a Dios por su sonrisa y determinación.

viernes, 8 de noviembre de 2024

7 meses (ya)

 Recién cumplió siete meses. Tanto ha pasado desde la última vez que escribí: fuimos a la playa, se lo disfrutó, la llevamos varias veces a la semana al Sabeeka Park aquí en Awali, come de todo y sigue creciendo muy sana.

Ya se sienta sola, ya come dos veces al día, ya tiene los dos dientes de abajo, ya alcanza cosas (no gateando, pero a su manera, serpenteando), ya toma agua solita, y sigue siendo la niña sonriente que la vida nos regaló.

Cuando no se le pegan las sábanas la saco al despertar al jardín a escuchar y ver los pájaros. Su cabecita gira como un ventilador. Curiosa y por lo general madrugadora.

Estoy trabajando doce horas al día, corrido y sin día de descanso por el arranque de la planta, así que a lo sumo disfruto a Maia entre media hora y una hora al día. Ella sabe cuando llego, sonrie y me hace tan feliz.

Iraima vive por ella, yo vivo por las dos.

Trump ganó las elecciones esta semana, Maia y su pasaporte solo tienen que dejar que las cosas pasen, nosotros la tenemos que guiar.

Ojalá pueda mantenerla alejada de los extremos, en todos los aspectos de la vida.







viernes, 16 de agosto de 2024

132 días

 Maia nació el 6 de abril, hace 132 días.

132 días donde cada amanecer (entre 4 y 5 de la mañana) ha sido buscarla, sentirla, observarla, al lado derecho de mi en la cama, inhalar esa sensación de alivio y acto seguido exhalar un involuntario gracias a Dios.

Mi rutina de sueño no es la misma desde que nació. Aunque es menos profundo, ahora es más placentero el despertar. La mayoría de esos 132 días hemos dormido a su ritmo, es ella quien casi siempre activa la alarma con sus balbuceos, retortijones, manotazos, gémidos.

Pero eso dura a lo sumo 30 segundos, luego viene el baño de realidad, la rutina y lo que está fuera de toda rutina: "Venezuela".

Revisar twitter con mi diferencia de horario, 7 horas adelante, para ver si pasó algo, algo más que comunicados, es una rutina dolorosa, una neurosis, un ejercicio que poco a poco nos consume, no solo a mi, sino a millones de veenzolanos más, dentro y fuera de nuestro país.

Maia nació en el 2024, el año que esperamos se de el giro que tanto hemos anhelado, todos estamos rotos, con un sentimiento de luto por los muchos que han muerto.

Que los pies nos ayuden a resistir y que las manos sepan construir.



lunes, 17 de junio de 2024

3 meses (casi)

Dos meses y dos semanas pasaron hasta que por primera vez que durmiera en mis brazos, no sin antes dar tregua, poco a poco va dejándose querer por mi, sigue poniendo los ojos blancos mientras duerme con una leve sonrisa; suspira y me hace suspirar, mientras me convenzo de que los signos de afiliación se están haciendo notar.

Todo el mundo te habla sobre la experiencia de la paternidad, aunque son los detalles los que hacen que todo sea especial.

Crece muy rápido, aprende y experimenta, manipula y demanda atención, son sus reglas y nosotros con la guardia baja y sin afan de confrontar.

Ay Maia, llegaste y nos hiciste cambiar...

domingo, 28 de abril de 2024

3 semanas (West Jordan - Utah)

 Ayer se cumplieron tres semanas de su nacimiento. Hoy domingo, nublado, gris; suspiro aliviado mientras camino al bote de basura, contemplando la montaña y el aire denso suspendido sobre su blanca cima y a lo lejos su cimiento desnudo con aparente brotes de verde, aunque de cerca no sea más que piedra y mala hierba.

Hace tres años, todo era de este mismo gris, y yo más que suspirar aliviado resentía, porque otra vez el procedimiento había fallado.

Como cambia la vida de un instante a otro, ayer era yo el que fumaba y el que quería esconderse en el vicio y las no ganas de vivir.

Hoy, una fuerza superior me exige atención y me pone los nervios de punta.

Mañana, su sonrisa y sus abrazos me darán la felicidad que alguna vez soñé.

domingo, 18 de junio de 2023

Neurosis (protestas 2017)

 

No hay manera de escapar de esto por muy lejos que te encuentres, ni por mucho tiempo que haya pasado; tampoco haber visto películas del holocausto, documentales de crueles dictaduras, literatura de guerra, poesía desgarradora o una que otra anécdota que tu abuelo te haya contado.

La neurosis colectiva que vivimos en el 2017 los venezolanos no tiene cura ni tiene fecha de caducidad.

Esa masacre de jóvenes que nos puso a seguir mártires en las redes sociales, a buscar como locos si la víctima del día tenía una cuenta en Instagram o Twitter para saber más de ellos, de su pasado, de cuánto pesaban, del por qué luchaban. No solo me pasó a mi, hubo un montón de gente haciendo lo mismo. Los seguidores se congregaban sobre el aún cadaver fresco del @ deseándole la gloria de Dios, como el único recurso a mano ante tanta impotencia, cuando la ternura de sus ideales no había terminado de desvanecerse y la sangre inocente manchaba las pantallas táctiles de rojo.

Las más sensibles le lloraban como si le hubiesen parido aunque en vida nunca le conocieron. Los más rebeldes sentían que la única manera de hacerle justicia era yendo al frente de la próxima protesta apuntándose a si mismos a ser el próximo: el desafortunado cuyo nombre iba a ser tendencia al día siguiente. Porque esa represión fue tan macabra que asesinó a nuestros chamos de uno en uno para que no nos diera tiempo de encariñarnos con ninguno, para que la zozobra se hiciera contagiosa y la neurosis colectiva asimile que siempre puede ser peor. ¡Ni las mascotas estuvieron a salvo!

No fue así como nos enseñaron que las historias terminaban, con los precoces héroes descomponiéndose bajo tierra mientras sus madres aturdidas, desgarradas, llorándoles... dándole click a aquel post que su hijo alguna vez colgó.